Haydeé Reyes
23-10-2020
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Vienen campañas y elecciones en 2021, donde seguramente el tema de la participación política de las mujeres será protagonista. ¿Es tiempo de las mujeres? Sí. Ya sea por simulación, o porque es un tema atractivo, que vende; con certeza, también por cumplir con la normatividad vigente de paridad o en el más deseable de los casos, por la convicción de transformar las relaciones de poder.
La participación de las mujeres en el ámbito público es uno de los ejes centrales para el logro de la igualdad entre mujeres y hombres. Es necesaria la paridad política para que las mujeres contribuyan a la toma de decisiones que afectan sus vidas, nuestras vidas, y se beneficien del proceso de la democracia.
En México miles de mujeres han dado la batalla para que todas gocemos de los derechos de participación que tenemos hoy; actualmente el 48.2% de las diputaciones federales son ocupadas por mujeres y 49.2 en el Senado. Al igual, en los congresos locales, el 49.6 por ciento. Técnicamente, la mitad. Un gran avance.
Sin embargo, el rezago es muy notorio en el poder ejecutivo. En América Latina ha habido 10 presidentas en un lapso de 40 años, en México jamás hemos tenido una presidenta y hoy en día, de 19 secretarías federales, sólo 7 están encabezadas por mujeres. Pero lo más preocupante es que habiendo 32 estados, solo hay dos mujeres gobernando, y peor aún, en la instancia de mayor cercanía a la población que son las presidencias municipales, solo el 21.7 por ciento son ocupadas por mujeres.
Y esto a qué se debe? No hay capacidad? No hay experiencia? No hay mujeres en los partidos políticos? Yo creo que ninguna de las anteriores. La explicación se podría reducir a algo más simple y lamentable: el control partidista, sigue siendo un asunto de hombres. Y no digo que suceda de manera generalizada, pero hay casos documentados, donde los cacicazgos disfrazados de liderazgos, no permiten que las mujeres políticas ejerzan de manera autónoma su trabajo, incluso obligándolas a renunciar a sus presidencias municipales, para dar paso a que un hombre asuma el cargo. Y manera más sutil, también hay casos donde por cubrir las cuotas de género, grupúsculos trafican y condicionan las candidaturas, pidiendo subordinación, anulando cualquier autonomía o iniciativa personal.
Hay mujeres que se han abierto paso a codazos. Es de reconocer la capacidad de mujeres que han enfrentado estos retos y la estatura de los hombres que han sido aliados en términos de igualdad, considerando la participación de las mujeres como algo esencial en los equipos políticos y de gobierno; respetando su autonomía e inteligencia. Es tiempo de dejar los romanticismos de que debe haber mujeres en política porque “cuidamos el gasto, somos más honestas o más trabajadoras”. Podemos tener los mismos fallos que tenga un hombre, pero también podemos contar con la misma preparación, talento y vocación de servicio. Es hora de impulsar la transformación en las relaciones de poder, que haya mujeres líderes políticas ayuda a construir relaciones horizontales, y en especial a promover leyes y políticas públicas que influyan en el desarrollo.
Para este 2021, las mujeres políticas debemos hacer una gran alianza que ponga un alto a la simulación y garantice que en todos los niveles la paridad real e incluyente. En Oaxaca nunca hemos tenido una gobernadora, y municipios grandes, como la capital, nunca una mujer ha sido elegida para gobernar. Y en contraste, es de los estados donde mayor simulación y violencia política, se ha documentado. Ojalá demos el ejemplo y por fin, sea tiempo de las mujeres.
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